
Este botijo evoca el nacimiento de las estrellas y la formación de galaxias en el universo primitivo. Su superficie vidriada combina tonos metálicos de azul, oro y cobre, creando un efecto luminoso que sugiere el resplandor de las estrellas en proceso de formación.
Las texturas y formas orgánicas recuerdan a las nebulosas cósmicas, donde el gas y el polvo interestelar se agrupan para dar origen a nuevas estrellas. Las irregularidades en su estructura refuerzan la sensación de expansión y dinamismo, capturando la energía de un proceso astronómico en constante evolución.
Esta pieza trasciende la funcionalidad tradicional del botijo para convertirse en una representación artística del origen de la luz en el cosmos.
