
Materia, una pieza clave dentro del proyecto. El Botijo Cuántico, representa la esencia misma de la materia en su nivel más fundamental. La cerámica, tradicionalmente asociada a la tierra y al agua, se transforma aquí en un homenaje a los elementos que componen todo lo que existe.
El cuerpo del botijo está cubierto por una distribución vibrante y caótica de esferas, cada una representando protones y neutrones, los bloques fundamentales de los núcleos atómicos. Cada una de estas unidades lleva inscritos los símbolos de los elementos de la tabla periódica, recordándonos cómo la materia se organiza mediante combinaciones específicas de estos componentes. Esta explosión de color y forma nos sumerge en la complejidad de la química y la física cuántica, revelando la estructura íntima de la realidad.

Los hilos que emergen del botijo, con sus conexiones dinámicas y caprichosas, simbolizan las interacciones entre electrones, esas fuerzas invisibles que determinan la estabilidad de los átomos y su capacidad para formar moléculas. En su danza caótica pero precisa, evocan el comportamiento probabilístico de las partículas subatómicas, donde la certeza se disuelve en probabilidades y ondas de posibilidad.
En última instancia, este botijo es una representación poética del microcosmos que nos constituye. A través de la fusión entre cerámica y física, nos invita a reflexionar sobre la interconexión de todas las cosas, desde las partículas más diminutas hasta lo inconcebiblemente vasto.