El gato de Schrödinger

El gato de Schrödinger

Esta pieza evoca uno de los experimentos mentales más célebres y perturbadores de la ciencia moderna, propuesto en 1935 por el físico austríaco Erwin Schrödinger para revelar la paradoja que encierra la mecánica cuántica.
El gato no está vivo ni muerto: habita un estado de posibilidad, suspendido en una frontera invisible donde la lógica clásica deja de funcionar.
Aquí, el animal se convierte en símbolo de la incertidumbre radical, de un mundo en el que la realidad no es algo dado, sino algo que ocurre cuando alguien mira, pregunta o decide.
La escena 
sugiere espera, ambigüedad y tensión silenciosa; una metáfora de nuestra propia condición ante lo desconocido.
El gato de Schrödinger no habla de ciencia, sino de duda: de la fragilidad de nuestras certezas y deesa inquietante idea de que, hasta que observamos, todo puede ser otra cosa.

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